En El Mercurio, seis expertos identifican a los personajes que llegan más expuestos a las elecciones parlamentarias. Y allí identifican desde los liderazgos que se disputan la hegemonía dentro de sus bloques hasta quienes arriesgan el cierre de un ciclo, pasando por las batallas territoriales decisivas, y las figuras cuyo resultado definirá el poder interno de cada partido.
Las elecciones parlamentarias no solo renovarán el Congreso: reordenarán el equilibrio interno de cada bloque, definirán liderazgos que podrían proyectarse hacia la próxima década y pondrán en tensión a partidos que llegan con baja cohesión, disputas latentes y territorios más fragmentados que en ciclos previos. Para dimensionar ese mapa de poder, Reportajes de ‘El Mercurio’ consultó a seis especialistas —Carlos Correa, exdirector de la Secom; Marco Moreno, director del Centro de Democracia y Opinión Pública de la U. Central; Axel Callís, sociólogo y director de Tú Influyes; Daniela Campos Letelier, académica de la UNAB e integrante de la Red de Politólogas; Rodrigo Arellano, vicedecano de la Facultad de Gobierno de la UDD, y Tatiana Klima, exdirectora de Comunicaciones de La Moneda—, quienes coincidieron en que esta elección funciona como un test de fuerza mucho más profundo que el simple conteo de escaños.
Los analistas describen un escenario donde las disputas más decisivas se están dando dentro de los propios bloques. En el oficialismo, tres nombres concentran miradas: Paulina Vodanovic (PS), Karol Cariola (PC) y Gonzalo Winter (FA), cada uno representando sensibilidades y proyectos distintos en la pugna por el liderazgo de la izquierda. Callís advierte un vacío generacional —’el Socialismo Democrático no tiene ninguna figura de recambio, nada. Cero’—, lo que convierte la elección de Vodanovic en un punto crítico para su sector. Correa, por su parte, subraya que un eventual triunfo de Cariola ‘sería la primera de la generación de dirigentes estudiantiles del 2011 que llegaría al Senado’, un hito que reordenaría las ponderaciones internas del PC. Algo similar plantea respecto de Marcos Barraza, cuya victoria en el distrito 8 —explica— ‘sería una buena noticia para la segunda vuelta y cambiaría la correlación dentro del PC, sin Jadue en el Congreso’. En el Frente Amplio, Campos Letelier recalca que la reelección de Winter ‘se verá en su peso político’ tras la primaria que perdió ante Jeannette Jara, mientras que Klima advierte que en varias zonas se jugará también la influencia territorial de liderazgos del FA, especialmente allí donde hubo tensiones internas en la definición de candidaturas.
En la derecha, el mapa es igual de volátil. Arturo Squella llega como carta clave para que el Partido Republicano gane presencia en el Senado y consolide una bancada con identidad propia; Correa señala que la contienda en ese territorio es estratégica para los republicanos, pues ‘si no resulta la apuesta de republicanos, habrá caras largas’. En paralelo, Guillermo Ramírez y María José Hoffmann encarnan el examen interno de la UDI: medirán si el partido logra resistir el avance republicano y mantener conducción en la derecha tradicional. Callís es enfático: ‘Si no sale Hoffmann, (…) la velocidad en que el Partido Republicano se va a comer a la UDI va a ser enorme’. Por otro lado, la posibilidad de que el Partido Nacional Libertario obtenga escaños en la Cámara también incidirá en la configuración de la derecha.
En Evópoli, su presidente y candidato a diputado, Juan Manuel Santa Cruz, podría convertirse también en un símbolo de la sobrevivencia del partido. Klima advierte que su desempeño condensará el dilema del partido —cuánto logra preservar su identidad en un ecosistema eventualmente dominado por Kast—, mientras que Arellano subraya que Carter, quien compite como independiente en cupo republicano, es ‘una figura con talento propio, no un cuadro de partido’, capaz de instalar un liderazgo que dispute espacios más allá de las estructuras tradicionales.
En el nuevo escenario también podría tener impacto que el apoyo a Johannes Kaiser se traduzca en apoyo a sus candidatos al Congreso, lo que reconfiguraría la presencia de la derecha en el Parlamento.
En regiones, los analistas coinciden en que hay batallas con impacto simbólico mayor. En Atacama, la competencia entre Yasna Provoste y Daniella Cicardini fue destacada por varios expertos. Tatiana Klima describe que ‘el escenario se ha vuelto adverso’ para Provoste y subraya que Cicardini cuenta con ‘un despliegue territorial respaldado por su padre y con presencia sostenida en las bases’, además de mediciones locales que la muestran en ventaja. Marco Moreno, en tanto, señala que en esa zona ‘la competencia binominal convierte cada voto en decisivo’. En La Araucanía, Francisco Huenchumilla enfrenta un escenario marcado por la fragmentación interna de la izquierda y el avance opositor; Klima advierte que su resultado definirá si la DC mantiene presencia significativa en una región clave.
Los analistas creen que los resultado dirán algo sobre la capacidad de cada bloque para sostenerse, renovarse o reconfigurarse. En los textos que siguen se organiza a los protagonistas según la dimensión del poder que ponen en juego: las disputas internas, el liderazgo partidario, la expansión de los sectores, las batallas territoriales, los cierres de ciclo y los termómetros presidenciales que marcarán esta nueva jornada electoral.
Squella, Jiles y Sepúlveda, entre otros
Los que encararán la expansión o declive de un sector
Algunas candidaturas funcionan como un examen directo a proyectos políticos completos, según los expertos consultados. No compiten solo por sí mismos: su desempeño definirá si sus partidos crecen, retroceden o entran en una fase abierta de desgaste. Para los analistas, estos nombres concentran lecturas más amplias que cualquier disputa individual.
En la derecha, el desempeño del Partido Republicano se expresará en la figura de Arturo Squella, cuyo ingreso al Senado podría consolidar la presencia de Kast en la Cámara Alta. Carlos Correa advierte que su resultado puede incidir incluso en el clima presidencial: ‘Si la apuesta republicana no resulta, habrá caras largas’, dice, aludiendo a la decisión de competir sin pacto por omisión.
En el PC, la candidatura a diputado de Marcos Barraza aparece como un termómetro clave en el distrito 8, donde compite con Karol Cariola por influencia interna. Correa lo define como un nombre con impacto estratégico, porque pertenece al mismo sector de Jeannette Jara dentro del PC, que está alejado de la conducción del partido liderado por Lautaro Carmona.
En el PDG, Pamela Jiles busca demostrar que su arrastre sigue vigente. Rodrigo Arellano sostiene que su elección operará como un test directo al proyecto de Parisi: ‘Sabemos el peso que tiene dentro de la agenda política, es la apuesta del Partido de la Gente’. Carlos Correa, sin embargo, enfatiza que su capacidad de arrastre está en duda: ‘Va a volver a salir, y sin duda será la bisagra del Congreso, donde ganarán las derechas. La pregunta es si arrastra al ‘Abuelo’ o a Zandra Parisi, que trató de ser la Karina Milei chilena.’.
La llamada ‘dinastía Kast’ también juega en esta dimensión. Para Daniela Campos Letelier, las postulaciones a la Cámara Baja de José Antonio Kast Adriasola (Republicanos), Bárbara Kast (Evópoli) y Tomás Kast (Evópoli) enfrentan un riesgo y estima que no sería positivo ‘que Kast gane la primera vuelta y ni su hijo ni sus sobrinos ganen sus elecciones’.
Pero la expansión o declive no solo se juega en los polos. Los partidos bisagra y de tamaño medio también están en riesgo, y varios analistas lo consideran un dato central de estas parlamentarias. Marco Moreno menciona el caso del Partido Radical y de su figura clave, Alexis Sepúlveda: ‘Su resultado es determinante para la sobrevivencia del PR en la Cámara Alta’. Algo similar ocurre con el Partido Liberal, donde la candidatura de Vlado Mirosevic en Arica definirá, según Moreno, si el proyecto liberal tiene viabilidad en el próximo Congreso.
Un ángulo adicional proviene del mundo que orbita al oficialismo sin ser parte de él. Correa identifica allí un caso llamativo: el de la FREVS encabezada por Jaime Mulet. ‘Mulet se arriesgó al irse del pacto oficialista y sacrificó un ministro (…). Podría tener buenas noticias con tres o cuatro diputados’, afirma. Y añade que ‘Si además se cuela Naranjo en el Senado, será un éxito de su jugada’.
Guillermo Ramírez, Beatriz Sánchez, Paulina Vodanovic, entre otros: Los que ponen en juego su liderazgo partidario
Más allá de los proyectos sectoriales, hay candidaturas cuya derrota o triunfo podría tener incidencia en la conducción interna de sus partidos. Presidentes, secretarios generales y figuras con un rol en los partidos que, según los analistas, se juegan algo más complejo que un escaño: la continuidad —o el derrumbe— de su ascendencia en la estructura que representan.
En la UDI, el caso más emblemático es Guillermo Ramírez, quien abandonó el distrito 11 para disputar el 9, una zona dominada históricamente por la izquierda. Daniela Campos lo resume con precisión: ‘Apostó a ganarle un espacio mayoritariamente a la izquierda y arriesgó todo para perder’. Para Axel Callís, el impacto político sería inmediato: ‘Si Ramírez sale del Parlamento, su proyecto político queda en vilo y en la UDI no veo que aparezca otra figura’. Su candidatura, entonces, mide simultáneamente su propio liderazgo y la capacidad de Chile Vamos de contener el reordenamiento de la derecha. Aunque algunos estiman que, de no prosperar su candidatura, podría ser una figura en un eventual gabinete de la actual oposición.
También en la UDI, María José Hoffmann enfrenta una prueba estratégica. Compite en Valparaíso, una región adversa para su partido y donde, según Rodrigo Arellano, su eventual triunfo tendría un doble efecto: ‘Recuperar ese escaño sería muy importante para la UDI por su historia parlamentaria y su peso interno’. Pero su derrota, advierte Callís, abriría un flanco delicado: ‘Si Hoffmann queda fuera, la velocidad con que republicanos se comería a la UDI sería enorme’.
En Evópoli, la figura clave es Juan Manuel Santa Cruz, presidente de la colectividad, cuyo desempeño refleja la encrucijada existencial del partido. Klima señala que su votación se convertirá en un indicador estructural: ‘(Él) simboliza la encrucijada del partido: o sobrevive con voz propia o se diluye en un ecosistema dominado por republicanos y Chile Vamos’. Y añade que ‘el partido apostó explícitamente por Matthei y por diferenciarse de Kast’. Su derrota tensionaría la estrategia adoptada por Evópoli frente a un eventual gobierno de Kast.
A ellos se suma un liderazgo cuya estabilidad interna está directamente cruzada con su elección: Paulina Vodanovic, presidenta del PS. Para Axel Callís, el riesgo político es evidente: ‘Si pierde, el Socialismo Democrático queda destruido porque no hay nadie detrás de ella, el Socialismo Democrático no tiene ninguna figura de recambio’. En esa línea, señala que ella es hoy ‘la única novedad del sector con votos propios’, por lo que una derrota en el Maule cuestionaría su legitimidad para conducir al partido en un momento de recomposición.
En el Frente Amplio, aún fuera de la papeleta, Tomás Vodanovic también expone su liderazgo territorial. Tatiana Klima explica que puso su capital político al servicio de candidaturas concretas, y que ese resultado incidirá directamente en su peso interno: ‘Si Tatiana Urrutia e Isidora Alcalde logran buenos resultados, la influencia electoral de Vodanovic quedará demostrada en los hechos’. Si no, su capacidad articuladora quedaría en entredicho en un espacio donde la disputa interna está lejos de haberse estabilizado.
Por último, en la izquierda, los analistas mencionan a Beatriz Sánchez, la apuesta del Frente Amplio en el Maule, quien se convirtió —según Arellano— en uno de los indicadores del esfuerzo del bloque por disputar territorios tradicionalmente adversos y en su intento por ampliar la presencia del partido en la Cámara Alta. ‘Ahí hay una apuesta política’, advierte, recordando que el FA destinó recursos, figuras y despliegue a su candidatura. Su desempeño mostrará si el bloque logró instalar liderazgo donde antes no tenía presencia.
En varios sectores, estas parlamentarias funcionarán como un plebiscito interno. Más que definir escaños, medirán qué facción dominará dentro de cada bloque, quién ordenará el espacio oficialista o la derecha, y qué liderazgos emergen o se desfondan al interior de coaliciones que atraviesan procesos de reacomodo acelerado. Según los analistas, estas candidaturas no solo compiten hacia afuera, compiten contra su propio mundo.
En el Frente Amplio, la figura central es Gonzalo Winter, cuya reelección en el distrito 10 será leída como la confirmación —o el debilitamiento— de su peso dentro del bloque. Daniela Campos recuerda que, tras perder la primaria presidencial oficialista, ‘se verá su peso político’, porque es la primera vez que enfrenta una elección después de haber disputado una candidatura nacional. Axel Callís agrega que ‘quedó disminuido en su liderazgo; demostró que tiene techo’. Su desempeño medirá si la hegemonía del FA sigue en manos de la generación del 2011 o si el ciclo comienza a desplazarse hacia otras figuras.
En paralelo, Constanza Martínez también juega dentro de la interna frenteamplista. Fue la carta del Presidente Boric en el distrito 10, pero su reemplazo por Tatiana Urrutia en la lista, apoyada por Tomás Vodanovic, tensionó al bloque. Tatiana Klima explica que su elección tendrá efectos más amplios que su propio escaño: ‘Martínez tiene la presión adicional de demostrar liderazgo y resultados tras el fracaso de Gonzalo Winter en las primarias presidenciales. Una buena elección la reposiciona; un resultado débil alimentaría cuestionamientos internos’.
La disputa interna más explícita, sin embargo, está en el PC, donde Karol Cariola compite por llegar al Senado en Valparaíso. Su resultado es crucial para definir el tono y la conducción futura del partido. Carlos Correa subraya que su eventual triunfo sería clave: ‘Sería la primera de la generación estudiantil de 2011 que llega al Senado’. Al mismo tiempo, Marcos Barraza —que compite en el distrito 8— representa otra sensibilidad dentro del partido, más vinculada al eje tradicional. Para Correa, ‘una victoria de Barraza cambia la correlación dentro del PC, sin (Daniel) Jadue en el Congreso’, especialmente en un escenario sin Jadue en el Congreso. Entre ambos se juega la definición del rumbo del comunismo para el próximo ciclo.
Destacan pugnas en Valparaíso, Atacama y La Araucanía: Los que enfrentan batallas territoriales decisivas
Las parlamentarias no solo dependen de nombres individuales: hay territorios que, según los analistas consultados, pueden alterar por completo la correlación de fuerzas del próximo ciclo político. Valparaíso, La Araucanía y Atacama concentran ese potencial y se han convertido en los escenarios donde se cruzan proyectos partidarios en tensión, liderazgos en disputa y lecturas nacionales que exceden ampliamente las contiendas locales.
Rodrigo Arellano lo resume sin matices: ‘La senatorial de la Quinta Región es lejos la más interesante. Es donde puede cambiar las fuerzas representadas entre oficialismo y oposición’. En Valparaíso confluyen varias capas de conflicto simultáneo. En la derecha, María José Hoffmann (UDI), Arturo Longton y Camila Flores (ambos RN) compiten no solo por un escaño, sino por la primacía entre el mundo de Matthei y el de Kast. Arellano subraya que un triunfo de Hoffmann tendría efectos estructurales: ‘Recuperar ese escaño sería muy importante para la UDI por su historia parlamentaria y su peso interno’.
En el oficialismo, la disputa también es múltiple. Karol Cariola enfrenta su primer test electoral de alto calibre después de las filtraciones que la obligaron a renunciar a la presidencia de la Cámara. ‘Será la prueba de fuego para ver en qué posición quedó después de las filtraciones, el allanamiento y la relación con el gobierno’, afirma Campos. A la vez, la presencia de Jaime Bassa, exvicepresidente de la Convención, es simbólica para el Frente Amplio. ‘Es una excelente ocasión para medir su apoyo después de la convención’, agrega. Y en el flanco socialista, la llegada de Cariola al territorio dejó a José Miguel Insulza en una posición delicada. Tatiana Klima advierte: ‘Si queda fuera, su salida se sumaría a la de otros históricos (…) y consolidaría la lectura de cierre de ciclo para el Socialismo Democrático’.
La Araucanía, en tanto, concentra la mayor incertidumbre dentro de la derecha. Para Arellano, aquí se juega ‘el efecto Carter’. El aterrizaje de Rodolfo Carter como independiente apoyado por Republicanos podría reconfigurar el equilibrio en la región e incluso arrastrar a la secretaria general del partido, Ruth Hurtado. ‘Si la arrastra, es un punto de oro para los republicanos en su contienda por la derecha futura’, afirma. En paralelo, la candidatura de Vanessa Kaiser instala al Partido Nacional Libertario en una disputa directa con el sector de Kast. Campos observa que ‘si gana (Johannes) Kaiser o tiene un buen apoyo y no gana su hermana, no pudo endosarle los votos’. En la izquierda, la continuidad de Francisco Huenchumilla (DC) aparece en duda. Para Klima, ‘La competencia en la izquierda es feroz (…) Para Huenchumilla, uno de los últimos liderazgos relevantes de la DC, esta elección definirá no solo su continuidad, sino también si su partido consigue mantener presencia significativa en una región clave’.
Atacama completa el cuadro. Aunque no forma parte del listado principal de personajes, todos los analistas coinciden en que esta región puede producir uno de los golpes políticos más significativos de la jornada. ‘Por primera vez existe la opción real de que Yasna Provoste pierda su cupo’, sostiene Klima. La irrupción territorial de Daniella Cicardini, respaldada por una maquinaria local consolidada, alteró completamente el mapa. ‘Las mediciones locales la muestran en ventaja, lo que abre un flanco crítico para la DC en uno de sus últimos bastiones simbólicos’, añade. Marco Moreno coincide en la dura competencia en la región: ‘La competencia binominal convierte cada voto en decisivo’.
Dirigentes históricos a la reelección: Los que podrían cerrar un ciclo
Para los analistas, algunas candidaturas no solo definen un escaño: pueden marcar el final de generaciones políticas completas dentro de la centroizquierda. Son líderes cuya salida dejaría a sus partidos sin relevo claro y confirmaría que el ciclo iniciado en los años 90 podría terminar.
El caso de José Miguel Insulza en Valparaíso representa otro signo de cierre. Tras más de tres décadas de protagonismo político, su decisión de competir allí lo expuso a un reordenamiento que no controla. Parte del PS local se alineó con Karol Cariola y el Frente Amplio empuja con fuerza a Diego Ibáñez. Tatiana Klima advierte que, para el Socialismo Democrático, su derrota significaría más que la salida de un rostro emblemático: ‘Sería la confirmación de que esa generación deja de ser eje del Senado’.
En Francisco Huenchumilla (DC), el diagnóstico es todavía más severo. La Araucanía se ha vuelto un territorio volátil y competitivo, con encuestas que muestran una dura contienda con Eugenio Tuma, Ricardo Celis e incluso Elisa Loncon. Callís es categórico: ‘Huenchumilla ha sido el responsable de llevar a la DC hacia Jara; si su partido se desfonda y él tampoco entra, paga el costo político completo’. El riesgo, coinciden los analistas, es que la DC pierda simultáneamente presencia en una de sus zonas más relevantes y a uno de sus últimos cuadros con peso propio.
Pero no solo estarían en una dura disputa Huenchumilla e Insulza.
También otros incumbentes que buscan la reelección enfrentan un escenario altamente competitivo. En un reciente análisis, el director de la Escuela de Gobierno de la UNAB, Álvaro Bellolio, advirtió que corren riesgo los 9 senadores que buscan defender un cupo: José Durana (UDI), en Arica y Parinacota; Luz Ebensperger (UDI), en Tarapacá; Rafael Prohens (RN) y Yasna Provoste (DC), en Atacama; Juan Castro (hoy en cupo Social Cristiano) y Paulina Vodanovic (PS), en el Maule; y Ximena Órdenes (ind. en cupo PPD), en Aysén.